Zidane se movía con la prestancia de un torero. Cada gesto suyo era pura maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en https://lillirjcu859273.aboutyoublog.com/46847200/la-provocación-que-detonó-el-cabezazo-de-zidane